(Viene de la página 83)
Sigue en la página 47
A pesar de los riesgos, crees que lo mejor es intentar ocultar los
aparatos y mantenerte a ti y a tus compañeros a salvo, por lo que Facundo y tú
convencen a Germán que antes de destruir los artefactos y exponerse al peligro
de no saber lo que podría suceder, es más prudente intentar esconderlos y pensar
un mejor plan.
Mientras terminan de convencer a su amigo, comienzan a oír sirenas de la
policía en la lejanía. Te preguntas si tendrá algo que ver con ustedes, pero no
eres el único que lo duda.
— ¿Chicos
escuchan eso? —pregunta el chico Ibarra
— ¡Oh, por
Dios…ya saben que estamos aquí!—exclama tu amigo
— ¡Che,
calmate, Germán! Ni siquiera se escucha tan cerca, deja de hacer tanto
escándalo por todo—le reprochas, aunque mientras terminas la frase comienzas a
darte cuenta de que ese sonido no se apagó en ningún momento y a todos les está empezando a
afectar los nervios. Por alguna razón todos se quedan escuchando en silencio,
expectantes. Y como si justamente eso fuese lo que esperaban, el sonido comienza
a hacerse ligeramente más fuerte…
— ¿No te das
cuenta, Teo? —te grita medio loco—Son ellos, son los federales, los mismos que
borraron las páginas de Facundo y ocultan evidencia sobre estas cosas…ya es
tarde para pensar un plan para escondernos y deshacernos de los aparatos,
pronto van a estar aquí y de seguro que nos van a mandar a la cárcel y vamos a
morir encerrados y a…
— ¡Basta,
cállate un poco, nene! ¿Estás loco? ¿Por qué nos irían a encerrar si no hicimos
nada malo? No te hagas drama que ni siquiera sabemos si la policía está
viniendo para acá…
— Deberías
escucharlo, porque algo de razón tiene. La familia que encontró ese primer
artefacto en Estados Unidos dejó de figurar hasta en los directorios
telefónicos luego de que los federales fueran a sus casas…la CIA o algo se encarga de
borrar todo lo relacionado a estas cosas de la existencia, es raro pensar que
harían otra cosa con nosotros. Y yo que vos no estaría tan seguro de que no
estén viniendo para acá… ¿no escuchan como si ahora de verdad estuvieran cerca?
Te pones
nuevamente a escuchar en silencio. Es verdad, Facundo tiene razón. El sonido de las sirenas no
se ha detenido, al contrario, se ha hecho insoportable. Ya no hay nada que
hacer: sin duda están en la casa, o lo estarán en menos de un minuto. Tu amigo
te mira aún nervioso, preso del miedo; y a decir verdad, ni vos ni su nuevo
compañero están mejor.
—Y, bueno…entonces ¿qué hacemos? ¿Nos vamos a quedar acá
esperando a que lleguen?
— ¡Yo les dije, yo les dije! ¡Tendríamos que haberlos
destruido antes, ahora ya están de seguro en la puerta! ¿Lo ven? Tendrían que
haberme escuchado desde el primer momento, pero no…tenían que ser tan necios y
hacer lo que ustedes querían, nadie me escucha cuando tengo razón…
—Germán, no es momento de pelearnos entre nosotros, tenemos
que pensar un plan antes de que sea demasiado tarde. ¿Se les ocurre algo para
poder escapar sin que nos atrapen?
—Yo tengo una idea—te contesta Facundo—pero podría ser muy
peligroso y hasta podríamos terminar siendo prófugos de la ley. Aunque viéndolo
de esta manera, ya estamos metidos en esto hasta la coronilla…Pero quizás sea
nuestra única manera de salir vivos de este embrollo.