Vos y tu amigo se
miran uno al otro, luego a la puerta que el Capitán Jefferson había acabado de
cerrar, y luego al lugar en dónde los habían dejado. Era una versión extraña de
un cuarto de pánico, aunque funcionaba bien como tal, y era blanco y luminoso
como la enfermería. Los dos se sientan en un cómodo banco y allí, solos, con el
Artefacto en mano, se preguntan qué será de ustedes de ahora en más.
—Esto se ha ido más
allá de nuestro control, Teo—te dice tu amigo a tu lado, totalmente recuperado
del ataque de los extraterrestres salvo por la herida en su brazo que ya no le
dolía. —Hasta ahora podíamos manejar las cosas pero esto es más de lo que puedo
soportar.
—Ya sé, es raro, y a mí también me da miedo—confesas—pero no hay nada que podamos hacer. El Capitán dijo que nos quedáramos acá, y ni aunque quisiéramos podríamos irnos a otro lado...
— ¿Cómo que no? ¡Tenemos el Artefacto Foráneo con nosotros, podemos ir a dónde queramos!—Te contesta él, mientras vos pensás que no es muy sensato hacerse esa idea porque no puede decirse que ninguno de los dos maneje muy bien ese aparato. Se lo hacés saber, pero él hace caso omiso a tus palabras e insiste en que deberían marcharse de allí usando su tecnología. — ¡Vamos, Teo! Estoy seguro de que si lo intentáramos esta vez quizás podríamos lograr hacer algo que nos ayude...
— ¿Algo como qué? ¿No te parece que estamos en bastantes problemas como para andar haciendo experimentos con el artefacto? La última vez que probamos hacer algo casi nos topamos con nosotros mismos en tu casa y quién sabe qué hubiera sucedido entonces. Esto no es una buena idea, Germán—le reprochas. A veces pensás que no sabrías qué harías sin él, porque querés a ese chico como si fuera tu hermano, pero a veces te hace enojar como si fuera…bueno, también tu hermano.
—Está bien, será
como vos quieras. Si querés quedarte acá sentado esperando a que esos bichos
hagan puré a la nave con vos dentro, allá vos, pero yo me voy—sentencia tu
amigo, y abre la compuerta para que la luz de la cámara ilumine el amplio
vestíbulo en penumbra otra vez. El eco del caos dentro de la nave vuelve a
retumbar con fuerza, y ves gente corriendo, apresurándose por arreglar los
sectores atacados, contraatacar como les sea posible o ayudar a los heridos. Hay
cables pelados colgando del techo, vidrios rotos esparcidos por el suelo y se
escuchan estallidos, lejanos y no tanto, de momento a otro. Gritos, la luz que
viene y va por los pasillos, órdenes que se pierden cuando los encargados de
transmitirlas son alcanzados por disparos láser desde el espacio. La
embarcación está sufriendo graves consecuencias por culpa tuya, y de nuevo te
sentís muy culpable por todo, pero… ¿realmente hay algo que vos y Germán puedan
hacer con el Artefacto Foráneo? ¿No sería más sensato aguardar dentro de la
cámara como se les ordenó? ¿Y si tu amigo tiene razón y lo único que consiguen
esperando allí dentro es terminar siendo destruidos cuando los extraterrestres
entren a la nave? ¿Y si, por el contrario, el que termina hecho puré es él por
no quedarse a salvo dentro y querer hacerse el héroe con el Artefacto? ¡Qué
terrible aprieto!