11 abr 2015

PÁGINA 164


Los panelistas a los lados de los conductores los miran disimuladamente, intentando entender porqué daban una noticia que no debían. Una voz por algún altavoz sale emitida de uno de los aparatos cerca de ustedes, y dice: “Control, ¿saben qué están leyendo Cris y Pepe?”. Facundo les hace seña de que permanezcan en silencio, aunque vos y Germán no se hubieran animado a contestar nada. Mientras sus aliados continúan explicando la situación de los aparatos, los meteoritos, la familia Rosier y otros casos de los que ustedes no tenían ni idea, la cámara enciende una luz roja y comienza a grabar al Artefacto Foráneo y transmitirlo por los televisores de vaya a saber cuántas casas en el país. Seguramente desde dirección tendrían otro involucrado, porque para mayor sorpresa de los panelistas y generando más órdenes que les llegan a ustedes por los altavoces, en pantalla se muestra primero una imagen satelital de la casa de los Rosier, en el lugar dónde había caído el meteorito, y tras otras escenas similares, pasan fotografías del patio de la casa de Germán, en dónde claramente se ve hasta la tierra arrastrada por el paso de la roca caliente al aterrizar. La cara de tu amigo se tiñe de varios colores, primero preocupado y luego totalmente aterrado. Ese noticiero lo veían en su casa, y lo estaba viendo muchísima más gente.

— ¿Qué hicimos, chicos? Mi familia va a estar muerta después de esto—se lamenta él, y no podés evitar sentir pena por tu mejor amigo. Él parece sentir náuseas cuando mencionan su dirección y el apellido y nombre de sus padres. ¿En qué pensaban los conductores? ¿Qué ganaban con agregarle a la historia datos concretos? ¿No sería de por sí creíble la historia con tan solo aparecer en televisión? Germán termina de enloquecer cuando muestran una cámara en vivo y una reportera, seguramente también involucrada, acercándose a la puerta de su casa. Eso no estaba en los planes, y tu amigo se enfurece con razón. Escuchan que alguien golpea la puerta de la sala e intentan abrirla forcejando con el picaporte, llamando a los encargados que deberían estar allí en lugar de ustedes. A  Germán la situación lo desborda, y de repente no puede contener más su furioso nerviosismo y patea una silla que cae con estrépito.

—Esto tiene que parar—dice, y comienza a golpear cosas al azar. Vos coincidís con él, pero no crees que esa fuera la mejor manera de solucionar las cosas. Germán empuja la cámara que enfocaba al Artefacto Foráneo y ésta rompe su lente al caer, tirando consigo las luces que alumbraban la escena y un par de decodificadores de canales que se encontraban cerca. Ustedes intentan detener a su amigo y arreglar las cosas, pero las personas detrás de la puerta consiguen finalmente entrar y se enloquecen al ver aparatos rotos y cosas tiradas. Llaman a seguridad, pero eso a tu amigo solo lo asusta más y amaga con escribir algo en el aparato para que los tres pudieran irse de allí de inmediato. En el apuro por reunirse con ustedes, él tropieza con un cable y se estrella de cara contra un televisor que por el impacto empuja otras cosas al suelo y vuelan chispas por doquier. Una consola hace cortocircuito y una descarga violenta de electricidad los alcanza a los tres y a los aparatos, causándote un increíble dolor y la contracción involuntaria de tus músculos que abrazan el artefacto. Tu corazón se agita desenfrenado, y el aparato se sobrecalienta hasta que de pronto explota sobre tu cuerpo en pedazos, quemando todo consigo.


Es tu FIN.

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