11 abr 2015

PÁGINA 170


Tras lo que te parecen minutos eternos intentando mantener el silencio y trabajar por tu cuenta lo más rápido que podes, finalmente encontrás un pasaje en el libro que explica cómo sincronizar las funciones y acciones en dos aparatos, cómo establecer una línea de comunicación para que vos y Germán puedan darse las señales correspondientes en los momentos adecuados, y cómo simular una autodestrucción. Luego de más tiempo del que te hubiese gustado, llega tu amigo con tu yo y su yo del pasado, a quienes inmediatamente empezás a ordenar.

—Miren, chicos. Mi amigo ya les habrá dicho que estamos en problemas, ¿no es así? —comenzás a decirles a los dos temerosos reflejos de vos y tu amigo que tenés en frente. —Bueno, pues si el plan funciona, nos libraremos de los federales por siempre y nos podremos quedar con el aparato también, pero tienen que hacer todo lo que les digamos. Tienen que confiar en nosotros, o sea…en ustedes mismos, ¿lo harán?—continúas. —Tengan en cuenta de que es por su propio bien y también que correrán peligro, pero algún día estarán en los mismos problemas que nosotros y van a necesitar apoyo...y nadie podrá dárselos mejor que ustedes mismos—les decís. Cuando acceden a colaborar y terminás de escribir los códigos en los dos Artefactos Foráneos, concluís con las frases: —Genial. Bueno, necesito que vos te quedes conmigo…—le ordenas al Germán del pasado—mientras necesito que vos, Teo, vayas con el otro Germán afuera y hagas todo lo que él te diga. ¡Vamos, vayan, que ya no hay tiempo!

Cuando tu versión del pasado se va con tu amigo, vos y el Germán del pasado se ponen esperar. Saben que es algo cruel haberlos mandado a ellos a poner sus vidas en peligro mientras ustedes aguardan, pero las cosas así deben darse, supones. No tenés una idea exacta de cuánto tiempo debían esperar, pero cuando no aguantas más los nervios, vos y tu protegido se ponen a correr también y escapan de la bodega por una ventana. Todo sucede tan rápido ahora eleva tus nervios a puntos inimaginables, pero hay algo que te impulsa a pesar de todo. En ese momento, sin embargo, entrás en la cuenta de que tendrían que haber tenido una charla explicativa a fondo, vos contándole lo que hiciste con el Germán del futuro y él contándote lo que hizo con tu yo del futuro; para saber ahora qué hacer. Te detenés un segundo frente a una puerta, esperando que todo salga bien y que, a pesar de los errores y las diferencias, el final a punto de llegar sea igual al que ya sucedió. El pobre Germán del pasado está aterrado por toda la situación, y tu brazo no te permite una movilidad tan amplia como la que necesitás al correr, pero aún así continúan y salen al exterior. De nuevo en el frío paisaje, resulta casi evidente que una gran cantidad de oficiales han ido tras tu amigo y tu yo del pasado, puesto que ya no se oye ningún ruido. Tus pies helados piden a gritos un abrigo, pero sabes que eso tendrá que esperar. En el camino hacia su no-sabés-bien-cuál destino, se topan, para su infortunio, con la oficial a cargo que vos habías golpeado. No esperaba verte ni a vos ni a Germán, pero de inmediato entendés que eso no debería haber ocurrido. La sorpresa juega en su contra, y en lo que trata de desenfundar su pistola, se acciona el gatillo. En un instante te preparás para el dolor, pero en ese momento escuchas la señal de tu amigo Germán y, sin pensar en nada, accionás también el Artefacto Foráneo y ves la cabeza de alguien estallar mientras la luz cegadora los rodea. Todo sucede en un solo segundo…y casi que no tenés idea de qué pasó. Cuando abrís los ojos, ya no hace frío, porque dónde estás ahora es...

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